Our romantic novel for translation
Homework - Las Dudas de
Marta (translate)
Capítulo Uno
Marta está estudiando en la biblioteca, pero no puede concentrase. Cada
poco, levanta la vista y mira a Alberto, que está sentado frente a ella. ¡Es
que es tan guapo!
En la calle, el reloj del campanario da las seis de la tarde. Marta recoge
los libros, se pone los auriculares, activa su listade Spotify en el móvil y
sale de la biblioteca.
En su mochila, lleva la ropa que necesita lavar para el día siguiente. Por
eso camina por la acera, da la vuelta a la esquina y entra en la lavandería.
Mientras la ropa se lava, Marta va al supermercado a hacer los recados.
Mientras compra el pan, la leche, el queso y la fruta, piensa en Alberto. La
gustaría pensar en otra cosa, pero no puede. Está perdidamente enamorada, ¡y él
no sabe nada!
Marta vuelve a la lavanderia y recoge su ropa. Seguro que Alberto tiene
novia. ¿O no? Quién sabe …
Cuando llega a casa y abre su mochila, Marte se sorprende al encontrar una
camiseta que no es suya. Y un jersey … y unos pantalones … vaqueros,
calcetines, sujetadores, bragas … ¡Ninguna de esas prendas es suya! Y, de
repente, lo comprende: se ha equivocado de lavadora cuando ha sacado la ropa.
Ahora tiene en su casa la ropa de otra chica. ¿Y su ropa, dónde esta?
Marta se sienta en la cama y reflexiona.
“¿Qué voy a hacer ahora?” piensa. “Necesito mi ropa. No me puedo poner la
ropa de otra chica. Además, ella tiene mi ropa. ¡Tengo que hacer algo!”
Marta revisa todas las prendas de ropa buscando alguna pista. Por fin,
encuentra una identificación de plástico prendida en una blusa. La otra chica
ha olividado quitar la tarjeta de la blusa antes de lavar la camisa. Alli viene
un nombre, Yolanda, y un número de teléfono.
“¡Aja!” exclama Marta. “Ahora tengo una pista.”
Marta busca su móvil y llama al número que aparece en la tarjeta. Una voz
de chico contesta al otro lada de la línea.
“Buenas tardes. ¿Puedo hablar con Yolanda?”
“No, lo siento, Yolanda no está. ¿Quién la llama?”
“Me llamo Marta, pero ella no me conoce. Me he confundido en la lavandería
y ahora tengo la ropa de Yolanda. Creo que ella tiene la mía.”
“¡Vaya! No me digas. ¿Quiere venir a casa a dejar la ropa?”
“Muy bien. ¿Qué dirección es?
“Avenida del Castillo, número 47, 3º A.”
“Gracias, hasta luego.”
“De nada. Nos vemos en un rato.”
Marta pone la ropa en la mochila y se dirige a la dirección que el chico le
ha indicado. Menos mal que no está muy lejos de su casa. Todavía tiene que
hacer muchas cosa antes de irse a dormir: estudiar, limpiar su casa, preparar
la cena, planchar la ropa...
Cuando llega a casa de Yolanda y abren la puerta, Marta está a punto de
caerse al suelo del susto. ¡Es Alberto!
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